Technol. innov. j. (2024). Vol. 3 Núm. 4 págs. 51-65
Análisis del entorno económico y social de una ciudad de México
Analysis of the economic and social environment of a city in Mexico
Análise do ambiente econômico e social de uma cidade no México
Héctor López-López[1]
Universidad Autónoma de Sinaloa, Mazatlán – Sinaloa, México
https://orcid.org/0000-0002-9401-9807
hector.lopezlopez@uas.edu.mx (correspondencia)
Gloria Loza-Valdez
Universidad Autónoma de Occidente, Mazatlán - Sinaloa, México
https://orcid.org/0009-0007-9646-756X
Lucio Quirino-Rodríguez
Universidad Autónoma de Sinaloa, Mazatlán – Sinaloa, México
https://orcid.org/0009-0009-5128-1870
lquirino@uas.edu.mx
Recibido: 27/09/2024 Aceptado: 23/12/2024 Publicado: 27/12/2024
RESUMEN. El rápido crecimiento poblacional en ciudades de países en desarrollo, como Mazatlán, Sinaloa, plantea desafíos significativos debido a la desconexión entre el incremento demográfico y la productividad económica, este desequilibrio genera preocupaciones sobre la sostenibilidad del bienestar de la población y el entorno socioeconómico. Este estudio aborda el análisis del entorno económico de Mazatlán y su impacto en el entorno social durante el periodo 2018-2023, considerando la vivienda como un indicador esencial de riqueza y calidad de vida. El objetivo de esta investigación es examinar cómo la dinámica económica del municipio afecta la calidad de vida de sus habitantes. Para ello, se adoptó un enfoque cualitativo mediante una revisión documental de fuentes secundarias, centrada en indicadores clave como el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, la Población Económicamente Activa (PEA) y la vivienda, utilizando datos proporcionados por instituciones oficiales como el INEGI. Entre los principales hallazgos, se observó que el PIB per cápita fluctuó entre $154,599 en 2019 y $164,484 en 2021, mientras que la población alcanzó 510,186 habitantes en 2023. Aunque en 2020 la proporción de PEA con vivienda ocupada llegó al 96.69%, esta disminuyó a 95.9% en 2021, lo que refleja vulnerabilidades en la dinámica socioeconómica del municipio. Como conclusión, el impacto en el entorno social fue limitado, debido a la falta de diversificación económica y los efectos negativos de la pandemia de COVID-19. Esto evidencia la necesidad de implementar políticas públicas que promuevan el desarrollo de sectores estratégicos, fortalezcan la infraestructura y reduzcan las desigualdades sociales.
PALABRAS CLAVE: desarrollo económico, desarrollo social, empleo, sociedad, vivienda.
ABSTRACT. The rapid population growth in cities of developing countries, such as Mazatlán, Sinaloa, poses significant challenges due to the disconnection between demographic growth and economic productivity. This imbalance raises concerns about the sustainability of the population's well-being and the socio-economic environment. This study analyzes the economic environment of Mazatlán and its impact on the social environment during the period 2018-2023, considering housing as an essential indicator of wealth and quality of life. The objective of this research is to examine how the municipality's economic dynamics affect the quality of life of its inhabitants. To achieve this, a qualitative approach was adopted through a documentary review of secondary sources, focusing on key indicators such as Gross Domestic Product (GDP) per capita, the Economically Active Population (EAP), and housing, using data provided by official institutions such as INEGI. Among the main findings, it was observed that GDP per capita fluctuated between $154,599 in 2019 and $164,484 in 2021, while the population reached 510,186 inhabitants in 2023. Although in 2020, the proportion of the EAP with occupied housing reached 96.69%, it decreased to 95.9% in 2021, reflecting vulnerabilities in the municipality's socio-economic dynamics. In conclusion, the impact on the social environment was limited, due to the lack of economic diversification and the negative effects of the COVID-19 pandemic. This highlights the need to implement public policies that promote the development of strategic sectors, strengthen infrastructure, and reduce social inequalities.
KEYWORDS: economic development, employment, housing, social development, society.
RESUMO. O rápido crescimento populacional em cidades de países em desenvolvimento, como Mazatlán, Sinaloa, apresenta desafios significativos devido à desconexão entre o aumento populacional e a produtividade econômica. Esse desequilíbrio gera preocupações sobre a sustentabilidade do bem-estar da população e do ambiente socioeconômico. Este estudo aborda a análise do ambiente econômico de Mazatlán e seu impacto no ambiente social durante o período de 2018 a 2023, considerando a habitação como um indicador essencial de riqueza e qualidade de vida. O objetivo desta pesquisa é examinar como a dinâmica econômica do município afeta a qualidade de vida de seus habitantes. Para isso, foi adotada uma abordagem qualitativa por meio de uma revisão documental de fontes secundárias, centrando-se em indicadores-chave como o Produto Interno Bruto (PIB) per capita, a População Economicamente Ativa (PEA) e a habitação, utilizando dados fornecidos por instituições oficiais como o INEGI. Entre os principais achados, observou-se que o PIB per capita variou entre $154.599 em 2019 e $164.484 em 2021, enquanto a população alcançou 510.186 habitantes em 2023. Embora em 2020 a proporção da PEA com habitação ocupada tenha chegado a 96,69%, ela diminuiu para 95,9% em 2021, refletindo vulnerabilidades na dinâmica socioeconômica do município. Como conclusão, o impacto no ambiente social foi limitado devido à falta de diversificação econômica e aos efeitos negativos da pandemia de COVID-19. Isso evidencia a necessidade de implementar políticas públicas que promovam o desenvolvimento de setores estratégicos, fortaleçam a infraestrutura e reduzam as desigualdades sociais.
PALAVRAS-CHAVE: desenvolvimento econômico, desenvolvimento social, emprego, habitação, sociedade.
1. INTRODUCCIÓN
El entorno económico y social es un concepto integral que combina las condiciones económicas y sociales que determinan la calidad de vida y el desarrollo en una región y va desde un enfoque amplio, este entorno incluye componentes como la actividad económica, el empleo, los ingresos, la vivienda, la educación y los servicios básicos, que interactúan para influir en el bienestar colectivo de la población (Rojas Herrera, 2023). En particular, la economía de una región puede evaluarse a través de indicadores clave como el Producto Interno Bruto (PIB), la Población Económicamente Activa (PEA) y el consumo, mientras que el entorno social abarca aspectos como la cohesión comunitaria, el acceso a servicios esenciales y la seguridad social (Jílková & Skaličková, 2019).
Estos entornos no solo reflejan la estabilidad y el progreso de una comunidad, sino que también son esenciales para identificar las áreas que requieren intervención para garantizar el crecimiento sostenible y la equidad. En las últimas décadas, se ha reconocido que las ciudades son los principales motores de innovación, crecimiento económico y desarrollo social. Sin embargo, su papel como centros de oportunidades a menudo se ve limitado por desigualdades estructurales y por la falta de correspondencia entre el crecimiento demográfico y el desarrollo económico (Johnson, 2008). En países emergentes, como México, el crecimiento poblacional y la urbanización acelerada presentan retos significativos. En muchas ciudades, el aumento de la población no se traduce en una mayor productividad ni en mejores condiciones de vida. Este fenómeno, conocido como “urbanización sin crecimiento”, según Molina et al. (2020) genera dinámicas que perpetúan la desigualdad social y económica. Una de las principales causas es la dependencia de sectores económicos no comercializables, como el turismo y el comercio minorista, que no generan empleos sostenibles ni ingresos suficientes para la población. Además, problemas como la inflación, la falta de diversificación económica y las crisis globales, como la pandemia de COVID-19, exacerban estas desigualdades, afectando negativamente la calidad de vida de los habitantes (Zaki et al., 2022).
En este contexto, ciudades como Mazatlán, Sinaloa, enfrentan desafíos únicos. Por un lado, su economía se ha basado históricamente en el turismo, la pesca y el comercio, sectores que, aunque importantes, son altamente sensibles a factores externos y carecen de la capacidad de generar un crecimiento sostenido (Larrañaga Núñez et al., 2014). Por otro lado, la expansión demográfica y la urbanización han superado la capacidad de la ciudad para proporcionar infraestructura adecuada y servicios básicos. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, s.f.), la población de Mazatlán en el 2020 fue de 501,441, sin embargo, creció significativamente en las últimas dos décadas, proyectando que se alcanzando a los 510,186 habitantes en 2023. Sin embargo, este aumento no ha sido acompañado por una expansión proporcional en la productividad económica ni en el acceso a vivienda adecuado, lo que genera tensiones en el entorno social.
La experiencia de otras regiones con problemas similares ofrece lecciones valiosas. En Sudáfrica, por ejemplo, se han implementado programas de capacitación técnica para diversificar la economía y mejorar la empleabilidad, pero los resultados han sido limitados debido a la falta de inversión en sectores de alto valor agregado (Jedwab & Vollrath, 2015). En Brasil, los programas de vivienda social han logrado reducir desigualdades en el acceso a viviendas, pero la persistencia de empleo informal ha impedido un impacto significativo en el desarrollo económico (Gollin et al., 2016). Estos casos destacan la importancia de abordar simultáneamente las necesidades sociales y económicas mediante políticas integrales y bien planificadas.
En Mazatlán, la problemática comparte características con estos contextos internacionales, pero también presenta fortalezas particulares. Su ubicación estratégica en el Océano Pacífico y su creciente atractivo como destino turístico internacional ofrecen oportunidades únicas para fomentar la inversión en sectores estratégicos, como la industria tecnológica y los servicios logísticos. No obstante, la dependencia en actividades económicas de bajo valor agregado y la vulnerabilidad ante crisis externas, como la pandemia de COVID-19, limitan el potencial de la ciudad para alcanzar un desarrollo equilibrado y sostenible.
La presente investigación es necesaria para comprender la dinámica económica y social de Mazatlán en el periodo 2018-2023, y su relación con la calidad de vida de sus habitantes. A través de un enfoque cualitativo basado en la revisión documental, este estudio analiza indicadores clave como el PIB per cápita, la PEA y la vivienda, permitiendo identificar las áreas prioritarias para la intervención política y económica. Este análisis no solo proporciona una visión panorámica de la situación actual, sino que también establece una base para diseñar estrategias que fomenten un desarrollo inclusivo y sostenible.
En este sentido, el objetivo de este estudio es examinar cómo la dinámica económica de Mazatlán afecta la calidad de vida de sus habitantes, con énfasis en la vivienda como indicador clave de bienestar y riqueza. Esta investigación busca no solo contribuir al conocimiento académico, sino también servir como una herramienta para la toma de decisiones informadas que beneficien a la población y promuevan un desarrollo integral.
Ubicación y características geográficas del municipio de Mazatlán
El municipio de Mazatlán se encuentra al sur del estado de Sinaloa, situado en una península natural entre las coordenadas 23°04’25” y 23°50’22” de latitud norte, y 105°56’05” y 106°37’10” de longitud oeste. Limita al norte con el municipio de San Ignacio, al sur con Concordia, El Rosario y el Océano Pacífico; al este con Concordia y el estado de Durango; y al oeste con el Océano Pacífico. Su extensión territorial abarca 250,510.21 hectáreas, representando el 4.41% de la superficie estatal. La cabecera municipal cubre 7,895.3 hectáreas, con una altitud que varía desde el nivel del mar hasta los 1,900 metros en las zonas más elevadas, según lo establecido en el Plan director de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Mazatlán (2005-2015). El municipio comprende 368 localidades y una población total de 510,186 habitantes, según el INEGI citado por el Centro de Información Estadística y Geografía del Estado de Sinaloa (CIEGSIN, 2021). Estas localidades representan el 6.29% del total estatal, que cuenta con 5,845 localidades en toda Sinaloa
Antecedentes históricos y dinámica económica de Mazatlán
Mazatlán, ubicado en la costa del Océano Pacífico, ha experimentado un crecimiento constante en su infraestructura urbana, con la creación de nuevos desarrollos habitacionales, turísticos y comerciales a lo largo de su costa de 17 kilómetros, una de las más extensas del mundo (Gobierno del Estado de Sinaloa, s.f.). Esta ciudad, conocida como "La Perla del Pacífico," destaca por su clima cálido, riqueza natural y playas paradisíacas, lo que la posiciona como uno de los destinos turísticos más importantes de México.
El puerto de Mazatlán es considerado uno de los 16 principales puertos de altura del país, administrado actualmente por las Administraciones Portuarias Integrales (APIs). Su clima varía entre cálido subhúmedo con lluvias en verano en las zonas centro, sur y este, climas templados semicálidos en el norte, y semiseco muy cálido en el oeste. La temperatura media anual es de 25°C, el turismo es uno de los pilares de la economía local, especialmente el segmento de sol y playa. Las playas de Mazatlán, caracterizadas por su extensión y oleaje moderado, atraen tanto a visitantes nacionales como internacionales. Además, la oferta turística incluye una amplia variedad de hoteles, restaurantes, bares y tiendas, complementados por una gastronomía rica en sabores locales.
Mazatlán alberga la segunda flota pesquera más grande de México y lidera la industria atunera y camaronera a nivel nacional, las especies más capturadas incluyen pez vela, marlín, dorado, wahoo, pargo y atún aleta amarilla, consolidando a la ciudad como un destino preferido para la pesca deportiva y comercial; en el sector minero, Mazatlán cuenta con yacimientos de oro, plata, cobre y zinc, así como depósitos de rocas calcáreas utilizadas para la producción de cal y cemento.
Las principales actividades industriales incluyen el procesamiento de atún y camarón, además de la fabricación de bebidas como cerveza y café, las cuales tienen un impacto significativo en la economía local. Mazatlán contribuye significativamente al comercio exterior de Sinaloa. Los principales productos de exportación incluyen tomate, chile, garbanzo, preparaciones de hortalizas, camarón, mango, pepino y carne de res, posicionando al estado en el lugar 15 de 32 a nivel nacional en términos de exportaciones.
Periodo de Luis Guillermo Benítez Torres (2018-2021)
Durante la administración de Luis Guillermo Benítez Torres, se reportaron importantes indicadores económicos. De acuerdo con el INEGI (Comunicado de Prensa Núm. 694/19, 2018), Sinaloa aportó el 67.7% del PIB nacional en actividades primarias, incluyendo agricultura, pesca, y ganadería. Los Censos Económicos de 2019 registraron 107,567 unidades económicas en Sinaloa, con un PIB per cápita de $127,437 pesos. La Población Económicamente Activa (PEA) del estado alcanzó 1, 414,050 personas, representando el 59.6% de la población mayor de 15 años, de las cuales 1, 362,807 estaban empleadas. Mazatlán destacó como el segundo municipio con mayores ingresos totales en el estado, contribuyendo con el 22.8%. En términos de producción bruta total, representó el 25.3% del total estatal, consolidándose como una pieza clave en la economía regional.
Tabla 1
Producto Interno Bruto Sinaloa
Mazatlán |
Unidades Económicas |
Personal ocupado (PEA) |
Remuneraciones |
Producción Bruta Total |
|
19.5% |
22.6% |
22.3% |
25.3% |
Nota. Orden de acuerdo con la producción bruta total del Estado de Sinaloa
Desempeño económico de Mazatlán en los períodos 2019, 2020 y 2021
En 2019, la economía del municipio de Mazatlán mostró un desempeño significativo. De acuerdo con cálculos propios, validados por el INEGI y con base en los Censos Económicos, SAGARPA y CONAPES, el Producto Interno Bruto (PIB) del municipio fue de 76,732 millones de pesos. Este valor se tradujo en un PIB per cápita de 154,599.69 pesos, lo que refleja la relación entre la producción total y la población del municipio, que para ese año ascendió a 496,327 habitantes, según cifras de la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) y el Consejo Nacional de Población (CONAPO).
La Población Económicamente Activa (PEA) de Mazatlán se estimó en 307,994 personas, lo que da cuenta de la fuerza laboral disponible para actividades productivas. En cuanto a la situación de las viviendas habitadas, se registraron 146,636 hogares familiares, tomando como referencia la cifra de 2018. Estos hogares se consideran una variable clave para analizar la relación entre la economía y las condiciones de vida de la población. Los datos sobre la propiedad de las viviendas provienen del INEGI, que en 2015 registró la misma cifra de 146,636 viviendas habitadas.
Para el año 2020, el PIB per cápita del estado de Sinaloa fue de 117,150 pesos, una reducción notable en comparación con años anteriores, posiblemente atribuida a los efectos de la pandemia de COVID-19, que afectó la actividad económica a nivel global. En cuanto a Mazatlán, la población se incrementó a 501,441 habitantes, mientras que la Población Económicamente Activa (PEA) creció a 313,400 personas, lo que refleja una ligera recuperación en la oferta laboral del municipio.
El número de viviendas habitadas alcanzó las 152,884 unidades, lo que representa un aumento con respecto a los años previos. Este incremento podría estar vinculado con la expansión urbana y el crecimiento poblacional registrado en el municipio. La relación entre el número de viviendas y la población permite observar los cambios en las condiciones de vida y la accesibilidad de la población a la vivienda propia o rentada.
En 2021, la economía de Mazatlán experimentó una recuperación en comparación con el año anterior. Según el comunicado de prensa núm. 741/22 del INEGI, publicado el 7 de diciembre de 2022, el PIB de Mazatlán fue de 82,826 millones de pesos, lo que representó el 21.6% del PIB real del estado de Sinaloa. Este aumento sugiere una mejora en la actividad económica tras la desaceleración provocada por la pandemia.
La población del municipio ascendió a 503,549 habitantes, lo que refleja una tendencia de crecimiento poblacional constante. En cuanto al PIB per cápita, se registró un valor de 164,484 pesos, que fue superior a los años previos, lo que indica una recuperación económica parcial. Respecto a la Población Económicamente Activa (PEA), no se disponen de cifras específicas para Mazatlán. Sin embargo, con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), se reportó una disminución del 3.3% en la PEA del estado de Sinaloa en relación con 2020, lo que sugiere que algunas personas se retiraron temporalmente del mercado laboral para dedicarse a los estudios, las tareas domésticas u otras actividades no remuneradas. Partiendo de esta reducción, se estima que la PEA de Mazatlán fue de 303,057 personas.
En cuanto a la situación habitacional, se reportó una cifra de 146,636 viviendas habitadas, dato que se mantuvo constante con relación al valor registrado en años previos. Esta estabilidad puede interpretarse como un estancamiento en la creación de nuevas viviendas o la falta de actualización de la información, lo que podría influir en la evaluación de la calidad de vida de los habitantes del municipio.
Desempeño económico de Mazatlán durante la administración de Edgar Augusto González Zatarain (2022-2023)
En el año 2022, no se realizó el levantamiento de información correspondiente al Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales (CNGMD) de la Ciudad de México. Ante la ausencia de nuevos datos, se tomaron como referencia los registros históricos del año 2020 para la evaluación de los municipios, incluida la información de Mazatlán. A nivel nacional, el Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó un total de 29.5 billones de pesos, de los cuales el estado de Sinaloa contribuyó con el 2.2% del total nacional. La falta de actualización de los datos limita la precisión en el análisis económico de Mazatlán para este año.
En 2023, la economía de Sinaloa experimentó un comportamiento mixto. Durante el cuarto trimestre, la actividad económica registró una variación anual negativa de -4.6%, atribuida principalmente a la contracción de las actividades primarias, que retrocedieron un 34.5%. Este retroceso se contrasta con el comportamiento de los sectores secundarios y terciarios, los cuales presentaron un crecimiento del 1.2% y 1.6%, respectivamente. Estos sectores abarcan la industria y los servicios, que han mostrado cierta recuperación tras la crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19.
En cuanto a la información específica del municipio de Mazatlán, no se dispone de cifras actualizadas sobre la Población Económicamente Activa (PEA) ni sobre la situación de la vivienda habitada. No obstante, se reporta que la población total del municipio para 2023 fue de 510,186 habitantes, lo que refleja una tendencia de crecimiento constante. La falta de datos actualizados sobre la PEA y la vivienda limita la capacidad de evaluar con precisión el impacto económico y social de este periodo en la población local.
2. MÉTODO
El presente estudio se llevó a cabo en el municipio de Mazatlán, Sinaloa, México, una región estratégica ubicada en la costa del Océano Pacífico. Este municipio se caracteriza por ser uno de los principales polos turísticos del país y por su relevancia en sectores económicos como la pesca, el turismo y el comercio exterior. Mazatlán cuenta con una población de 510,186 habitantes, distribuidos en 368 localidades, lo que representa el 6.29% del total de localidades del estado de Sinaloa (INEGI, s.f.). La superficie del municipio abarca 250,510.21 hectáreas, lo que equivale al 4.41% del total estatal, y su cabecera municipal se extiende por 7,895.3 hectáreas, con una altitud que varía entre el nivel del mar y los 1,900 metros en sus puntos más altos (Gobierno del Municipio de Mazatlán, s.f.).
El periodo de estudio abarca de 2018 a 2023, una etapa clave debido a los efectos de la pandemia de COVID-19 en la economía global y regional. Durante este tiempo, se observó una fluctuación significativa en el Producto Interno Bruto (PIB), la Población Económicamente Activa (PEA) y la propiedad de la vivienda, lo que permite analizar la relación entre la dinámica económica y el entorno social de la ciudad. Se eligió a Mazatlán como caso de estudio debido a su relevancia en la economía estatal, su vocación turística y su alta dependencia de sectores no comercializables, características que la hacen comparable con otros municipios de México que enfrentan condiciones similares de urbanización acelerada y concentración económica en sectores vulnerables. Este análisis proporciona una perspectiva integral que puede contribuir al diseño de políticas públicas y estrategias de desarrollo sostenible.
Se utilizó una metodología descriptiva e interpretativa de carácter histórico, con enfoque cualitativo, mediante la revisión documental de fuentes secundarias. Este enfoque permite observar los cambios económicos y sociales en Mazatlán durante el periodo 2018-2023. La revisión se fundamentó en informes oficiales, bases de datos, publicaciones académicas y documentos gubernamentales de fuentes reconocidas, principalmente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), considerado una fuente confiable de datos oficiales en México. La investigación se realizó en dos etapas, que se describen a continuación.
La primera fase de la investigación consistió en la identificación, recopilación y clasificación de las fuentes de información relevantes para el análisis económico y social de Mazatlán. Las fuentes se agruparon en tres categorías para garantizar la fiabilidad y validez de la información, se verificó la originalidad y precisión de los datos utilizados. Esto incluyó la consulta de bases de datos oficiales y la validación de las cifras con publicaciones de instituciones gubernamentales y académicas.
En la segunda fase, se definieron las variables clave para el análisis. Estas se centraron en los elementos esenciales del entorno económico y social de Mazatlán:
En la interpretación de resultados, se relacionaron los indicadores económicos con la situación social del municipio, a fin de evaluar cómo la dinámica económica afectó la calidad de vida de la población. Se destacaron los períodos de mayor crecimiento, los de estancamiento y los de recuperación tras la pandemia.
La elección de Mazatlán como caso de estudio se justifica por su relevancia económica en el estado de Sinaloa y su singularidad como ciudad portuaria con un fuerte componente turístico. La dependencia de sectores no comercializables, como el turismo, la pesca y el comercio, hace que Mazatlán sea un contexto idóneo para analizar los impactos económicos provocados por la pandemia de COVID-19 y la relación entre el crecimiento económico y la calidad de vida. A diferencia de otros municipios, la economía de Mazatlán es especialmente vulnerable a factores externos, lo que permite identificar las implicaciones de la recuperación económica en un contexto de crisis. Esta situación ofrece la oportunidad de generar propuestas de mejora en la diversificación económica, el empleo formal y el acceso a la vivienda.
Tabla 2
Diseño estadístico
Periodo de la referencia de la información |
2018-2023 |
Diseño de la muestra: |
Revisión bibliográfica reconocida y segura de la originalidad de las fuentes que dan veracidad a la investigación de economía y desarrollo social |
Población objeto de estudio: |
Ciudad de Mazatlán, Sinaloa |
Cobertura geográfica: |
Municipio de Mazatlán Sinaloa |
Organización de la información:
|
Por periodos obtener la información que sirva como variables de estudio: PIB del Municipio de Mazatlán, población, y propiedad de la vivienda. Estos cálculos tienen su base en la información estadística que proporcionan los Censos Económicos; los Censos y Conteos de Población y Vivienda; las encuestas que implementa el INEGI. Para reportar resultados estos se toma en cuenta la PEA por periodo y su porcentaje en la referencia de viviendas ocupadas con el único dato que se tiene registrado que es el 2018. |
3. RESULTADOS
El Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador esencial para medir el desempeño económico de una región, ya que refleja el valor de los bienes y servicios producidos durante un periodo de tiempo. De acuerdo con Muller (2014), Bătuşaru et al. (2023) y Jayathilaka et al. (2022), el PIB permite conocer la estructura económica de las entidades federativas y su contribución al producto nacional, posibilitando comparaciones entre los estados de México.
En el caso de Mazatlán, el análisis del PIB entre 2019 y 2023 muestra una serie de fluctuaciones importantes, especialmente marcadas por los efectos de la pandemia de COVID-19. En 2019, el PIB municipal fue de 76,732 millones de pesos, con un PIB per cápita de 154,599.69 pesos, según cálculos validados por el INEGI. Este valor posicionó a Mazatlán como uno de los principales motores económicos de Sinaloa. Sin embargo, en 2020, el PIB a nivel estatal mostró una contracción debido a la desaceleración económica generada por la pandemia, aunque los datos específicos de Mazatlán no se actualizaron.
Para 2021, el PIB del municipio se recuperó, alcanzando los 82,826 millones de pesos, lo que representó el 21.6% del PIB real de Sinaloa (INEGI, 2022). Este crecimiento se refleja en el PIB per cápita de 164,484 pesos, que superó los niveles previos a la pandemia. Sin embargo, para 2022 y 2023, no se dispone de datos actualizados debido a la ausencia de levantamientos del Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales (CNGMD), lo que impide una evaluación precisa de la situación económica actual.
El comportamiento del PIB en Mazatlán muestra una relación directa con el entorno social, especialmente en términos de empleo e ingresos familiares. La disminución del PIB en 2020 se tradujo en una pérdida de empleo y una reducción en la capacidad adquisitiva de la población. Por otro lado, el repunte en 2021 sugiere una mejora en la actividad económica, especialmente en sectores como el turismo y la pesca, que comenzaron a reactivarse tras el levantamiento de las restricciones sanitarias.
La población de Mazatlán ha mostrado un crecimiento constante en los últimos años. Según el INEGI (s.f.), la población alcanzó un total de 510,186 habitantes, lo que representa un aumento significativo en relación con los 496,327 habitantes de 2019 y los 501,441 habitantes de 2020. Este crecimiento poblacional es reflejo de la migración interna, la atracción de personas hacia la región por el turismo y el desarrollo de proyectos de infraestructura.
En cuanto a la Población Económicamente Activa (PEA), se observa una tendencia irregular. En 2019, la PEA fue de 307,994 personas, mientras que, en 2020, esta cifra aumentó a 313,400 personas, probablemente debido a la recuperación de la actividad económica tras los primeros meses de la pandemia. Sin embargo, en 2021, se registró una disminución de la PEA, calculada en 303,057 personas, reflejo de la salida de personas del mercado laboral. Este fenómeno fue señalado por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que indicó que una parte de la población dejó el mercado laboral para dedicarse a estudios o tareas del hogar.
El crecimiento de la población implica una mayor demanda de vivienda, empleo y servicios básicos, lo que pone presión sobre la infraestructura urbana de Mazatlán. La reducción de la PEA en 2021 indica una desvinculación de la población activa del mercado laboral, lo que podría traducirse en un aumento de la dependencia económica en los hogares. Este fenómeno también se asocia con la disminución del PIB y la falta de oportunidades laborales en ciertos sectores.
El acceso a la vivienda es uno de los principales indicadores de la desigualdad social y económica. En Mazatlán, la propiedad de la vivienda se ha mantenido relativamente estable en el periodo de estudio. Según el INEGI, en 2019, se contabilizaron 146,636 viviendas habitadas, cifra que se mantuvo constante hasta 2021, lo que indica una posible falta de actualización de los datos censales. Sin embargo, en 2020, se reportaron 152,884 viviendas habitadas, lo que muestra un incremento en la oferta de viviendas, probablemente vinculado con proyectos de desarrollo habitacional.
La vivienda es un componente esencial para la seguridad social y el bienestar de las familias. Un aumento en la cantidad de viviendas habitadas podría reflejar una mejora en la capacidad de la población para acceder a la vivienda propia o una expansión de la oferta inmobiliaria. No obstante, la estabilidad en los datos de 2019 y 2021 sugiere que se requiere una actualización de las cifras censales para evaluar con mayor precisión la situación actual. Este aspecto es relevante porque la vivienda está directamente relacionada con la calidad de vida de la población, su estabilidad emocional y su integración social.
El análisis de las variables clave muestra un panorama mixto para Mazatlán. Si bien hubo una recuperación económica en 2021, el crecimiento del PIB per cápita y el aumento de la población no se reflejaron plenamente en la creación de empleo ni en la expansión significativa de la propiedad de la vivienda. La falta de datos actualizados en 2022 y 2023 dificulta la identificación de tendencias actuales. En cambio, el desempeño económico en 2020 se explica por la recuperación paulatina tras la pandemia de COVID-19, el reinicio de las actividades en el sector turístico y el retorno de la actividad pesquera. Además, se especula que los proyectos de inversión pública o privada pudieron influir en la creación de nuevas viviendas y en la generación de empleo temporal. Este escenario permitió una recuperación parcial en el entorno económico y una mejora en la calidad de vida de algunos sectores de la población.
El Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales (CNGMD) no realizó levantamiento de información en 2022, y la actualización de 2023 aún no se ha publicado. Esta situación genera una falta de datos precisos para el análisis del desempeño económico en estos años. Ante esta ausencia de información, se utilizaron las cifras disponibles de los años anteriores, lo que impone una limitación metodológica que debe considerarse en la interpretación de los resultados.
El análisis evidencia que la dinámica económica de Mazatlán tiene un impacto significativo en el entorno social. La disminución de la PEA en 2021, el estancamiento en la propiedad de la vivienda y la falta de actualización de los datos censales limitan la posibilidad de medir con precisión los efectos sociales. No obstante, se observa que los cambios en el PIB per cápita y la recuperación económica han tenido un efecto positivo en el acceso al empleo y la estabilidad económica de algunos hogares.
Se recomienda que las futuras investigaciones incluyan un monitoreo continuo de las variables clave y la actualización de los registros censales. Esto permitirá una evaluación integral de la relación entre el entorno económico y social, lo que podría facilitar la implementación de políticas públicas orientadas a la reducción de la desigualdad y la mejora de la calidad de vida de la población de Mazatlán.
Tabla 3
Resumen de periodos contabilizados
Periodo |
PIB per cápita |
PEA |
Viviendas ocupadas |
% total de pea con vivienda ocupada |
2019 |
154 599.69 |
307 994 |
146 636 |
47.61% |
2020 |
307 994 |
313 400 |
303 057 |
96.69% |
2021 |
146 636 |
152 884 |
146 636 |
95.9% |
2022 |
Sin dato registrado |
Sin dato registrado |
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4. DISCUSIÓN
Los resultados del análisis del entorno económico y social de Mazatlán entre 2018 y 2023 evidencian la existencia de un efecto mixto en el entorno social. Por un lado, la recuperación del PIB per cápita en 2021, tras el impacto de la pandemia, y el crecimiento de la proporción de viviendas habitadas sugieren cierta recuperación económica y mejora en la calidad de vida. No obstante, esta mejora no ha sido uniforme ni suficiente para cerrar las brechas de desigualdad social. La desvinculación de la Población Económicamente Activa (PEA), la falta de diversificación económica y la dependencia de sectores no comercializables (turismo y pesca) han limitado la capacidad de generación de empleo de calidad.
Este escenario implica que, si bien se observa una cierta recuperación económica, no se ha traducido en una mejora sustancial del entorno social. La limitada diversificación económica restringe la creación de empleos en sectores de mayor valor agregado, generando desigualdad en el acceso a ingresos sostenibles y a una vivienda adecuada y asequible. Este efecto resalta la necesidad de políticas públicas orientadas a la diversificación económica y la inclusión social, así como la mejora en la capacidad del municipio para enfrentar crisis externas.
Esta investigación coincide con los hallazgos de Frick y Rodríguez-Pose (2018), quienes señalan que la urbanización sin crecimiento económico es una característica recurrente en las ciudades de los países emergentes. En estos contextos, el aumento poblacional no se traduce necesariamente en mayor productividad, sino que con frecuencia se incrementan las demandas sociales sin una respuesta proporcional en la oferta de empleo o en el acceso a la vivienda. Este fenómeno es evidente en Mazatlán, donde, a pesar del crecimiento de la población, el aumento de la PEA fue inestable y la capacidad para ofrecer empleo formal se vio afectada.
Los hallazgos también concordaron con los estudios de Jedwab y Vollrath (2015), quienes demostraron que, en ciudades con dependencia en sectores no comercializables, los mercados laborales suelen ser más frágiles. En el caso de Mazatlán, la dependencia del turismo y la pesca lo expone a riesgos externos, como crisis económicas globales o fluctuaciones en la demanda turística. Esto se evidenció con la pandemia de COVID-19, que afectó drásticamente la actividad económica, como ocurrió en otras regiones turísticas de México (Harding & Venables, 2019).
Por otro lado, Duranton y Puga (2001) señalaron que las ciudades con una alta concentración en sectores de bajo valor agregado experimentan bajas tasas de movilidad social. Esta afirmación concuerda con la situación de Mazatlán, donde la oferta de empleo se concentra en actividades de bajo valor, lo que limita las oportunidades de los habitantes para acceder a ingresos más altos y, por ende, a mejores condiciones de vivienda.
En cuanto a la relación entre la vivienda y la desigualdad social, Glaeser (2011) afirmó que el acceso a la vivienda es un factor determinante de la calidad de vida urbana. Los resultados de esta investigación coinciden con esta perspectiva, ya que, aunque la proporción de viviendas habitadas ha crecido, esto no se ha traducido en una reducción significativa de la desigualdad social. INEGI (2021) también señala que la falta de acceso a vivienda propia afecta de forma directa la estabilidad económica de los hogares, un fenómeno que se observa en Mazatlán, donde la proporción de hogares con viviendas ocupadas se ha mantenido estable entre 2019 y 2021, pero no se reportaron cambios significativos en la calidad de la infraestructura habitacional.
En la misma línea, Gollin et al. (2016) analizaron la "maldición de los recursos naturales" en ciudades cuya economía depende de la exportación de recursos. Esta situación se presenta en Mazatlán, donde el turismo y la pesca, al ser actividades no comercializables, no contribuyen de forma significativa a la productividad de la región. De forma similar, Samuelson y Nordhaus (2006) subrayaron la importancia de la diversificación económica para mitigar la vulnerabilidad frente a crisis económicas, una recomendación que se aplica directamente a Mazatlán. La dependencia de un mercado turístico volátil requiere estrategias de diversificación, especialmente en sectores de mayor valor agregado, como la tecnología y la industria de servicios especializados.
El análisis de los efectos económicos y sociales en Mazatlán muestra varios puntos de concordancia con estudios previos. Se confirma que el crecimiento económico no siempre se traduce en una mejora social, especialmente cuando la economía está vinculada a sectores no comercializables. También se evidencia que la vivienda es un indicador esencial de la desigualdad social, como señalan Glaeser (2011) y Frick y Rodríguez-Pose (2018). La falta de diversificación económica se refleja en una menor capacidad para generar empleo formal, lo que concuerda con los hallazgos de Duranton y Puga (2001).
Los resultados de este estudio son importantes porque permiten comprender la relación entre la economía y el bienestar social en una región que enfrenta desafíos por su dependencia en sectores de bajo valor agregado. La información obtenida puede ser útil para la planificación de políticas públicas orientadas a la diversificación económica, la mejora de la calidad del empleo y la garantía de acceso a viviendas adecuadas. Este tipo de análisis proporciona información valiosa para la toma de decisiones por parte de líderes locales y formuladores de políticas públicas.
5. CONCLUSIONES
En cuanto al efecto en el entorno social, se identifica que sí existe, pero de forma parcial y limitada. La vivienda se destaca como un elemento clave, ya que su acceso, costo y propiedad están estrechamente relacionados con el bienestar de la población. Los datos de la Encuesta Nacional de Vivienda y el Censo de Población y Vivienda muestran que, aunque la cantidad de viviendas habitadas ha aumentado, esto no se ha traducido en una mejora sustancial de la calidad de vida, ya que la proporción de la Población Económicamente Activa (PEA) con empleo formal no ha crecido al mismo ritmo. La falta de diversificación económica y la limitada creación de empleo de calidad han reducido la capacidad de la población para acceder a una vivienda adecuada y mejorar su bienestar.
A su vez, muestra los efectos económicos de Mazatlán no solo se reflejan en el acceso a la vivienda, sino también en otros aspectos fundamentales como el empleo, la movilidad social y la educación. La dependencia de sectores no comercializables afecta la estabilidad laboral, ya que la mayoría de los empleos generados se concentran en actividades de bajo valor agregado, como el turismo y el comercio minorista. Este tipo de empleos suele ser temporal y con ingresos limitados, lo que obstaculiza la movilidad social ascendente de la población. La reducción de la PEA en 2021 es un indicador de la fragilidad del mercado laboral, ya que algunas personas decidieron abandonar la búsqueda de empleo o dedicarse a otras actividades no remuneradas, como las labores domésticas.
Para comprender mejor estos efectos, se requiere un abordaje integral que no solo evalúe la relación entre la economía y la vivienda, sino también la educación y la capacitación laboral. La formación de capital humano a través de la educación técnica y profesional podría aumentar la competitividad del municipio en sectores de mayor valor agregado. Este enfoque se ha observado en otras ciudades turísticas de México, como Puerto Vallarta, donde la capacitación en habilidades digitales y el impulso de la tecnología de la información (TI) han generado empleos en áreas de alta demanda. En Mazatlán, se requiere un enfoque similar, con programas de capacitación en sectores estratégicos como la logística portuaria, la tecnología y la industria de servicios avanzados.
Para lograr una comprensión más profunda de los efectos económicos y sociales de Mazatlán, es necesario implementar un sistema de recolección de datos continuo y actualizado. La falta de información de los años 2022 y 2023 ha limitado la capacidad para medir con precisión el impacto de las políticas públicas y el comportamiento del entorno económico. Sin estos datos, es difícil evaluar si las medidas implementadas tras la pandemia han sido efectivas o si las brechas de desigualdad se han ampliado. La creación de una plataforma de monitoreo en tiempo real con la participación de organismos gubernamentales, instituciones académicas y el sector privado permitiría obtener datos oportunos y precisos.
Además, se sugiere realizar un estudio comparativo con otras ciudades turísticas portuarias de México, como Puerto Vallarta y Acapulco, para identificar mejores prácticas que puedan replicarse en Mazatlán. Estas ciudades han experimentado dinámicas económicas y sociales similares, pero algunas han avanzado en la diversificación de su economía mediante la incorporación de sectores de alto valor agregado, como la tecnología y los servicios financieros. Este tipo de estudios permitiría a Mazatlán diseñar estrategias más efectivas para la diversificación económica y la reducción de la vulnerabilidad frente a crisis globales.
Conflicto de intereses / Competing interests:
Los autores declaran que no incurre en conflictos de intereses.
Rol de los autores / Authors Roles:
Héctor López-López: metodología, escritura – borrador original, escritura – revisión y edición, visualización, supervisión, adquisición de fondos.
Gloria Loza-Valdez: conceptualización, software, análisis formal, investigación.
Lucio Quirino-Rodríguez: validación, curación de datos, recursos administración del proyecto.
Fuentes de financiamiento / Funding:
Los autores declaran que no recibieron un fondo específico para esta investigación.
Aspectos éticos / legales; Ethics / legals:
Los autores declaran no haber incurrido en aspectos antiéticos, ni haber omitido aspectos legales en la realización de la investigación.
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